La característica central de este desorden es una falta de interés en la actividad sexual pero no sólo en relación con la pareja o compañero sexual estable. La mujer con una disfunción del interés y excitación no tiene fantasías ni deseos con ninguna persona y en los casos en que mantiene relaciones sexuales, experimenta poco o ningún placer.
Para determinar la existencia de este cuadro es importante tomar en cuenta factores culturales pues ellos han tenido y siguen teniendo un rol importante en la sexualidad. Particularmente, que haya discrepancia entre el nivel de deseo que presenta la mujer en relación a su compañero sexual varón no alcanza para establecer el diagnóstico.
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